Odio.
Odio en las calles.
Odio en las redes.
Odio en todas partes.
Colombianos: ¡Nos estamos odiando!
Soy colombiana, soy católica, soy heterosexual, crecí en una
familia tradicional y, que yo sepa, hasta el momento, no tengo parientes gais.
Sin embargo tengo grandes amigos que adoro y que son abiertamente homosexuales
y sé que existe la posibilidad de que en un futuro alguien de mi propia familia
se incline por una u otra orientación sexual.
La vida y la educación que recibí de mis padres me han
enseñado a evitar discriminar por ningún motivo; ni por raza, sexo, condición
social, ni porque sea gordo, flaco, alto, bajito, etc. (No podría terminar el
listado de adjetivos por los que podemos ser objeto de exclusión y
señalamiento)
Creo en la familia de corte tradicional, es lo que quiero
para mí, pero también creo que por mis convicciones no puedo ser tan egoísta
como para pretender que lo que quiero para mí lo tenga que imponer a otros.
Cada cual que viva su vida como mejor le parezca, eso sí, dentro del límite del
respeto por los derechos de los demás.
Revisando una gran serie de notas publicadas por los medios
de comunicación y dándole una lectura ala “cartilla de la discordia” real que
es el manual denominado “Ambientes Escolares Libres de Discriminación” (No a la
bajeza que circula por las redes sociales, que según dicen es una caricatura
pornográfica proveniente de los países bajos). Y, teniendo en cuenta las
razones por las cuales el Ministerio de Educación, por órden expresa de la
Corte Constitucional, encargó su elaboración a la agencia UNFPA de las Naciones
Unidas, llego a la conclusión de que no solamente es necesario, sino urgente, que
se revisen los manuales de convivencia de los colegios de Colombia, que se
ajusten a lo establecido por el artículo 13 de nuestra Constitución, y se
establezca un protocolo de manejo frente a todo tipo de discriminación.
El matoneo, que generalmente -o siempre- está asociado a
algún tipo de segregación, puede venir no sólo de los compañeros sino del mismo
profesorado y del personal administrativo, para eso tan sólo basta recordar los
detalles del triste caso del suicidio de Sergio Andrés Urrego y el manejo cruel
e irresponsable que recibió por el hecho de ser homosexual.
Pero no me voy a detener en la historia, suficientemente documentada,
del por qué llegamos aquí, a este punto donde miles de personas salen a marchar
para defender la familia tradicional, ni tampoco si están bien o mal los
términos del manual, o si se trata o no de una campaña de adoctrinamiento en la
ideología de género, cada cual puede leerlos y sacar sus propias conclusiones.
Aunque fue una marcha pacífica, quiero referirme a lo que
con tristeza ví en los noticieros y redes sociales: Odio, odio, odio…mucho
odio, expresado en pancartas, arengas y memes, ese sentimiento de profunda
antipatía y repulsión hacia una persona: Gina Parody, Ministra de Educación.
Odio hacia lo que ella representa, no sólo como declarada homosexual, sino como
miembro del gobierno actual…y, por ahí derecho, odio a toda la comunidad LGBTI
y odio a todas la políticas del gobierno de Juan Manuel Santos, incluido el
proceso de paz. Un odio politizado y azuzado desde todas las orillas. Un odio
que enceguece y no nos deja pensar en los demás. Un odio que mata y que sólo
puede terminar en algo peor para nuestro amado país.
Reflexionemos:
¿Es así como se defienden los valores familiares?
¿Es eso lo que queremos dejarle a los niños que pretendemos
proteger?
¿Vamos a seguir jugando el juego sucio de odio que está
siendo orquestado desde el gobierno nacional y la oposición para evitar pensar
en los problemas reales que aquejan nuestro amado país? ¿Vamos a seguir
participando en nuestra propia autodestrucción?
Rabo de Nota para Padres:
La formación
sexual es responsabilidad de los papás, no de los colegios ni de los profesores,
Dejen a los
niños ser niños, y crecer y aprender en la medida de su edad. (esto va para los
legisladores,
Enséñenles a
conocer y respetar la diferencia.
Explíquenles que
nadie los puede tocar ni decir cosas que los haga sentir incómodos.
Denles toda la
confianza para hablar de sexualidad y responder las preguntas que, con este
bombardeo virtual, pueden surgir en cualquier momento. Sean los mejores amigos
de sus hijos para que recurran en primer lugar a Ustedes en caso de duda.
Ensénenles,
sobre todo, a Amar.