domingo, 13 de abril de 2014

¿Educar con cobertura y calidad, educar para la PAZ, o las dos?

Por estos días el gran escándalo, entre tanto escándalo en Colombia, es el pésimo resultado de la evaluación de nuestros estudiantes y docentes en las Pruebas PISA, sigla en inglés para el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes. Resultado tristemente compartido con la mayoría de países latinoamericanos, para consuelo de tontos. 

Y es que no puede ser más aterrador para un país que el pensar que su futuro está en manos de personas con resultados tan desalentadores que evidencian, entre otras cosas, la falta de voluntad política para diseñar, invertir y ejecutar programas educativos eficaces y eficientes en un país con tanta riqueza despilfarrada en corrupción y  guerra, el desinterés de la gran mayoría de los docentes por prepararse permanentemente para educar y ajustarse a la nuevas necesidades de formación, la cultura facilista que ha permeado nuestra sociedad y que ha hecho mella en la mayoría de nuestros adolescentes, entre los cuales la ley del mínimo esfuerzo es la que pulula, y la mirada complaciente o impotente de muchos padres ante esta situación. 


El problema de la educación en Colombia no se le puede achacar solamente al gobierno nacional ni a los profesores, es una responsabilidad de toda la sociedad: de gobernantes, docentes, padres y alumnos, y también de los que no somos padres. Por lo tanto es nuestro deber darle una mirada objetiva a todos esos aspectos en los que hemos estado fallando.

Recuerdo que "en mi época", cuando era estudiante de colegio (desde finales de los70s hasta principios de los 90s), me sentía súper orgullosa de vivir en uno de los países con uno de los mejores sistemas educativos del mundo, eso decían! Claro, desde mi pequeño mundo de privilegios yo no tenía en ese momento en cuenta que la cobertura educativa en Colombia era muy baja y que yo pertenecía a ese exiguo grupo de ciudadanos que tenía acceso a educación de calidad gracias al gran esfuerzo de nuestros padres por proveernos de lo mejor que ofrecía el sistema educativo privado de esos tiempos.   

La educación primaria y secundaria en Colombia en el siglo XX - Fuente: Banco de la República.


Ahora sé que fuimos pocos los que tuvimos la fortuna de estudiar y prepararnos para la vida en instituciones educativas con un alto nivel de exigencia académica, donde valores como la disciplina, la responsabilidad y el respeto eran fundamentales en las relaciones con los profesores, los demás alumnos, el país y la sociedad. Sin embargo no tengo ni idea en qué momento eso cambió... es cierto que la cobertura educativa ha aumentado, no así bien lo ha hecho la calidad, pero este artículo no se trata de debatir sobre eso...eso se lo dejo a los expertos. 


Hace poco escuchaba a un gran amigo, un par de años mayor que yo, hablar de varias cosas que me parecieron fundamentales para entender parte del problema actual; lo que más me llamó la atención fue lo que él denominó el "síndrome de la psicóloga amorosa" señalando enfáticamente que eso es lo que tiene fregado a este país en términos de educación y convivencia. Según su teoría, al ser tan laxos con el "libre desarrollo de la personalidad" de nuestros jóvenes (derecho consagrado en la Constitución Nacional de 1.991); la educación, o más bien, los educadores (padres y docentes) se han quedado sin herramientas para exigir disciplina  y, sobre todo, respeto a su autoridad. 



Siempre he creído que tener hijos es una gran responsabilidad que no se reduce al hecho de proveer su alimentación, salud y educación formal, que va más allá, a lo más importante, que es procurar que en el proceso seamos capaces de formar niños responsables, valiosos, con criterio, adultos que generen impactos positivos en sus comunidades y por tanto, personas de paz.

Cada vez veo más parejas jóvenes, con hijos en edad de iniciar su etapa escolar, preocupadas no tanto por la calidad académica de los colegios en cuyas manos confiarán parte de su responsabilidad de educar, sino haciendo una revisión juiciosa del sistema educativo, especialmente en lo que atañe al modelo de formación en valores éticos, como principal determinante de su elección. Eso me alegra!

Es la respuesta natural de una generación que fue criada con amor pero también con disciplina, que ha visto ante sus ojos como nuestra sociedad al parecer ha perdido el sentido de qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, y donde los "valores estéticos" han ganado primacía sobre los éticos. Una generación que entiende que el futuro de sus hijos no depende de la cantidad y calidad de los conocimientos que adquiera, sino de la verdadera preparación para vivir en sociedad. Una generación de padres que ha logrado entrever que si se cultivan valores éticos sus hijos serán excelentes en cualquier cosa que se propongan. 


En el fondo la mayoría de los que nos preocupamos por el futuro del mundo soñamos para las nuevas generaciones eso que se ha llamado "Educación para la paz" que se define como el proceso de adquisición de los valores y conocimientos, así como las actitudes, habilidades y comportamientos necesarios para conseguir la paz, entendida como vivir en armonía con uno mismolos demás y el medio ambiente. (Wikipedia) 


En medio de la negociación de los acuerdos de paz con las Farc es bueno preguntarse qué es lo que necesita Colombia en materia de educación, especialmente, en un futuro de postconflicto - si Dios, sus gobernantes y sus ciudadanos queremos -: ¿Educar con cobertura y calidad, educar para la PAZ, o las dos?

Para terminar recuerdo esta anécdota familiar: Un día  mi hermano menor llegó muy ufano del colegio a mi casa, tendría no más de 8 años, y con un "tonito" altivo le dijo a mi mamá, como gran cosa, que ese día le habían enseñado TODO sobre los derechos de los niños y que él ya sabía que podría quejarse ante el Instituto de Bienestar Familiar de cualquier atropello que cometieran mis papás (Por atropello léase cualquier llamado de atención correctivo que le hicieran). La respuesta de mi mamá fue: - Si? Pues que quede bien claro, los derechos de los niños de esta casa terminan en la puerta, donde empiezan los de los papás -. Fin de la discusión.



Dedicada con cariño a @desde_el_rio y a mi amigo Santiago, 
con sus "teorías educativas" me inspiró a escribir estas letras.


Algunos enlaces interesantes:


Seis pasos para entender las pruebas PISA - Revista Semana.


Así son las preguntas de la 'vida cotidiana' en las pruebas Pisa - El Tiempo


¿Por qué le fue mal a Colombia en las pruebas Pisa? - El Tiempo


Libre Desarrollo de la Personalidad - La Salle Instituto San Carlos Medellín.


Educación para la paz - Ministerio de Educación Nacional.


El para qué de la Robótica Pedagógica - Colombia Digital.

sábado, 5 de abril de 2014

PEÑALOSA PODRÁ SER HERMOSO, PEEERO....

Si las elecciones para Presidente de Colombia fueran mañana, si la elección de quien va a regir nuestro futuro por cuatro o más años dependiera única y exclusivamente de mí, y si se tratara de un concurso de belleza, sin duda Enrique Peñalosa sería el ganador indiscutible. 

Debo confesar que me "enamoré" de él cuando me lo encontré en plena avenida Caracas de Bogotá, se acercó al carro en el que viajábamos rumbo a Villavicencio con mis papás y, desde su inmensa estatura, con gran humildad y una sonrisa sincera, nos pidió su voto para ser alcalde de nuestra capital, ¡Hermoso! Mi mamá y yo quedamos encantadas, mi papá (qepd), no tanto: ese hombre le había quitado la atención de su par de muñecas y había terminado siendo el centro de la conversación de lo que en ese tiempo era un laaaargo camino hacia la Puerta del Llano.

Para esa época yo estudiaba en Bogotá, y por supuesto, como bogotana de nacimiento que soy -llanera de crianza y de corazón- me preocupaba el futuro de una de las ciudades más importantes de mi vida. Ya había elegido a Antanas Mockus en mi primer ejercicio a los 18 años de ese maravilloso y no bien ponderado derecho al voto. Peñalosa se presentaba como una excelente opción, había estudiado la ciudad hasta los  tuétanos, era el gerente que necesitábamos y además se había ganado mi corazón. No lo dudé y voté por él. 

Nunca lo volví a ver personalmente, ¡lástima! Como alcalde de Bogotá siento que no me defraudó. Empecé a ver (y padecer) las obras en la 15, en la autopista, por todos lados... la recuperación del espacio público, el Transmilenio, las ciclorutas, etc. Veía en ese alcalde la ejecución de una serie de políticas que representaban lo que, en ese momento, me parecía lo más importante para una ciudad: la movilidad, el espacio público, la estética urbana, la educación y claro, la continuidad de las políticas de formación de cultura ciudadana de Mockus, potenciadas.


Después salieron a la luz pública los escándalos de corrupción respecto de los contratos de esas obras, las tristemente famosas losas de Transmilenio...como buena colombiana resignada a nuestra cultura y clase política tradicional, me dije: "Bueno, al menos esta administración robó, pero se le vieron las obras". (Perdón)

Hoy, después de casi quince años, Enrique Peñalosa sigue en mi corazón (amor platónico que llaman) y se presenta como el candidato que le puede ganar a Juan Manuel Santos la presidencia. Las elecciones no son un concurso de belleza y como ciudadana responsable que soy, siento que debo dejar de lado mi "platonismo" y darle una mirada objetiva a quien resulta como seguro ganador de los sondeos de opinión que he hecho entre mi familia, conocidos y amigos (tengo complejo de Datexco).

Porque bien lo dijo Rudolf Hommes :"Enrique Peñalosa tiene el singular atributo de ser un político con ideas de izquierda que la derecha percibe como afín. Esto puede aportarle muchos votos en las elecciones, pero le haría perder muchos de sus propios electores si formaliza alianzas con cualquiera de las dos tendencias antagónicas extremas. Va a tener que ser más zorro que los príncipes de los zorros para ganar ahora o quedar como opción para el 2018."


Si bien en la consulta del partido Verde no voté por él, no dudo de Peñalosa como gerente. Siento que ha sido un buen administrador, sé que así como ha estudiado a Bogotá, puede estudiar y llegar a meterse a Colombia en la cabeza, siento que tiene todas las capacidades para dirigir el país y llevarlo hacia la paz, la justicia social y la prosperidad económica para todos que tanto hemos soñado. Sé que está en capacidad de meterle mano a temas clave como la salud, la educación, el agro, el empleo y la seguridad, porque es hombre estudioso, con carácter y autoridad. Más de una década por fuera del poder y  tantas derrotas pueden haberle dado grandes lecciones de humildad y la capacidad de pensar bien el futuro, no sólo de esa pequeña Colombia que es Bogotá, sino del país entero. 

Sin embargo, dudo de Peñalosa como político, dudo de las alianzas que pueda hacer para lograr esos objetivos. Según mis sondeos (recuerde: tengo complejo de Datexco), el hecho de que el partido Verde no tenga mayor representatividad en el Congreso es el talón de Aquiles de Peñalosa y es lo que pone a muchos a dudar de su capacidad para gobernar nuestro amado país sin necesidad de hacer nuevamente alianzas reprochables. 

Sabemos que tendría que hacer alianzas, así funciona la política, pero tiene que evaluar muy bien cómo y con quién. A la hora del café, la mejor y única alianza que puede hacer es con el futuro del pueblo colombiano.


Para mí la paz no depende de la continuidad de Juan Manuel Santos en el poder. El peor error que puede cometer el pueblo colombiano es dejarse engañar, una vez más, por las Farc o por un Santos; creo que muchos ya aprendieron la lección de Pastrana. Si hay verdadera voluntad de PAZ por parte de las Farc la realizará con uno o con cualquiera de los candidatos que estén a favor de ella. Peñalosa ha dicho que es uno de ellos, que respalda el proceso de paz, y yo le creo:








Sin embargo, vuelve y me asalta el sinsabor de la duda cada vez que pienso en su cercanía con Uribe. Es por esto que en este momento  -a menos de un mes y medio de las elecciones-  aún no sé por quién votar o si votaré en blanco. Sólo me resta dejar sobre la mesa la candidatura de Peñalosa porque es quien, según las firmas encuestadoras, se perfila como posible ganador.

Dice mi mamá: "A Peñalosa aún le faltan unos cuantos hervores para manejar este país." Digo yo: será solo a Peñalosa... ¿acaso no les faltan unos cuantos hervores a todos los candidatos?

“Peñalosa es el verdadero candidato de Uribe” Horacio Serpa - Jorge Gómez Pinilla - Revista Semana